Sabías que el trastorno dismórfico corporal (TDC) consiste en la preocupación excesiva y desmesurada por un defecto mínimo o imaginario en la apariencia física de un paciente, lo que le provoca un deterioro en su calidad de vida que le insta a demandar distintos tratamientos médicos o quirúrgicos.
Sospechado y tratado oportunamente, puede presentar una evolución más favorable.
La etiología del TDC es multifactorial, incluyendo factores biológicos, psicológicos y socioculturales.
Con frecuencia se asocia a sensación de miedo al rechazo, baja autoestima y vergüenza; se sienten poco dignos e inferiores, están completamente seguros de que lucen anormales y de que su visión del defecto es la correcta. Piensan que las personas notan su defecto físico hablan y se burlan de éste.
Según cifras de la Rebelión del Cuerpo, las chilenas pasan 3.6 horas al día pensando en su imagen corporal y el 90% cree que esa imagen afecta su nivel de satisfacción con la vida.
Frente a estos números saber que podríamos tener una imagen distorsionada de nosotras mismas y que nuestra mente podría estar jugándonos una mala pasada, es clave.
Estas tendencias podrían verse exacerbadas si repentinamente nos vemos expuestas de forma intensiva y recurrente a nuestra propia imagen como ha ocurrido para muchas en tiempos de pandemia, a través de las videollamadas de WhatsApp, reuniones por Zoom, conferencias en Meet o largas sesiones en redes sociales que nos tienen horas al día analizándonos en fotos y videos, más que antes.
¿Lo conocías? ¿Te ha pasado? ¿Se han notado algún defecto que antes no lo veían?
Muchas gracias.